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El 60% de las personas que tratan plaguicidas no sigue las instrucciones para su aplicación

plagicidas-consejos.jpgAunque es un producto fundamental, que nos sirve de mucha ayuda, los plaguicidas son de naturaleza altamente tóxica y pueden causar enormes daños. Muchos pueden pensar que la aplicación de insecticidas es un procedimiento controlado de forma muy estricta, y que quienes lo llevan a cabo están altamente capacitados para ello. Por desgracia, un estudio reciente muestra que los que aplican los pesticidas no se lo toman tan en serio como deberían.

Una encuesta realizada por el especialista en malas hierbas Kevin Bradley, de la Universidad de Missouri, reveló un hecho muy inquietante: el 57 por ciento de las personas que se dedican a la aplicación de pesticidas no leen la etiqueta para conocer los riesgos y las recomendaciones del fabricante, y rocían este producto a la ligera.

De hecho, de las 2.200 personas que fueron encuestada, el 16 por ciento dijo que leen las etiquetas menos de la mitad de las veces, y el 1,2 por ciento, incluso admitieron que nunca lo hacen.

El investigador Mandy Bish, de la Universidad de Missouri, asegura sentirse muy preocupado por los datos mostrados en el estudio. Bish dice que el contenido de las etiquetas no sólo ayuda a mantener un medio ambiente saludable y puede reducir los residuos y problemas derivados, sino que también puede aumentar los beneficios y la eficacia, por lo que realmente no hay razón para no leer la etiqueta cada vez que se aplica un producto.

¿Por qué hay que leer las etiquetas cada vez que se compra un plaguicida?

Weed Science Society of America ha declarado que la etiqueta de los pesticidas no es algo que se puede retener para siempre en la memoria después de echar un vistazo tras la primera compra. Y es que estamos hablando de un producto en el que las etiquetas cambian de forma constante.

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Pero la encuenta no sólo nos ha dado estos desalentadores datos. También desvela que las velocidades de viento a las que se aplica son superiores a las recomendadas, y pueden dañar otros cultivos cercanos, o no ofrecer la calidad óptima. El 4 por ciento de los aplicadores nunca se molestó en comprobar la velocidad del viento.

Mientras tanto, dos quintas partes miran árboles cercanos para comprobar la velocidad del viento, algo que se ha demostrado como una forma muy imprecisa de juzgar la velocidad del viento. Los dispositivos como los anemómetros de mano y otras herramientas de la velocidad del viento pueden proporcionar resultados mucho más precisos. 

Las etiquetas suelen recomendar pulverización cuando la velocidad del viento está en el rango de los 5 a los 16 kilómetros por hora, aunque algunos pueden recomendarse con velocidades mayores.

Pero no todo es problema de grandes vientos. Y es que las velocidades bajas también pueden ser un problema para nuestros cultivos. Aplicar plaguicidas sin vientos puede significar que la temperatura de la tierra no es la adecuada para hacer el tratamiento, lo que puede provocar que las gotas de pesticida persistan y sean después movidas por otras ráfadas a lugares cercanos.

Muchas de las personas que se dedican a hacer estas aplicaciones de forma habitual ni siquiera conocían las velocidades habituales recomendadas por los fabricantes para un correcto uso del producto. Gran parte de ellos considera seguro aplicarlos con vientos superiores a los 30 kilómetros por hora.

Recuerda tener en cuenta todas las recomendaciones que encuentras en las cajas de productos fitosanitarios que puedes encontrar en nuestra tienda.

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¿Qué riesgos conlleva aplicar los pesticidas de forma incorrecta?

Generalmente, la aplicación incorrecta de sustancias plaguicidas lleva a producir productos alimenticios con sustancias tóxicas, que después acaban siendo ingeridas por el consumidor, pudiendo causar estragos para su salud, en el medio, largo, e incluso el corto plazo.