Expertos del mundo del vino participan en una jornada organizada por el IRTA y RedVitis para debatir las principales estrategias para alcanzar una producción más sostenible.
Las variedades de vid resistentes a enfermedades fúngicas como el oidio y el mildiu son motivo de debate actualmente. La necesidad de reducir el uso de tratamientos fitosanitarios por su impacto ambiental y por la restricción normativa de su uso, hace que la mirada de productores e investigadores se vuelva hacia las variedades resistentes.
Estas variedades, algunas autorizadas hace años en países europeos como Suiza y Alemania, donde fueron seleccionadas, están viviendo un momento de expansión en Italia y, posiblemente próximamente en Francia, donde hace tiempo que existen programas de mejora específicos en este sentido. En España, también existe una iniciativa pública, canalizada por el IMIDA, para la obtención de Monastrell y variedades de uva de mesa resistentes a estas enfermedades, mientras que, en el Penedès, la iniciativa privada de las bodegas Albet i Noya, Alta Alella i Celler Josep Piñol persigue conseguir introducir resistencia en variedades autóctonas, como el Xarel·lo o el Macabeu, entre otras.
El pasado jueves 16 de noviembre, 40 expertos de distintas universidades y centros de investigación se reunieron en la última reunión plenaria de RedVitis en el Ayuntamiento de Vilafranca del Penedés para debatir los pros y contras del uso de estas variedades para combatir la incidencia del oídio y el mildiu y la necesidad de empezar programas de mejora genética en esta línea en el país, propiciando el debate entre todos los agentes implicados para poder contrastar sus puntos de vista. El debate contribuyó a entender mejor cómo este tipo de material vegetal puede cambiar al menos algunos de los modelos vitícolas actuales.
En lo que hace referencia a oídio y el mildiu, las enfermedades para las que el trabajo de introducción de resistencias está más avanzado, se incidió en que son enfermedades con las que se convive, controlando sus efectos con productos de contrastada eficacia, tanto en viticultura convencional como en viticultura ecológica, si bien futuras restricciones en el uso del cobre podrían cambiar esta situación. El oídio tiene mayor incidencia en el arco mediterráneo, mientras que el mildiu la tiene mayor en la vertiente atlántica y cantábrica. El uso adecuado de los modelos predictivos de enfermedades y de avisos de tratamiento basados en ellos, la mejora de la maquinaria y una mejor formación de los agricultores en buenas prácticas para su uso y mantenimiento, así como mejoras previsibles en las formulaciones de los fitosanitarios podrían en parte mitigar este problema, pero no cabe duda de que el empleo de variedades resistentes permitirá reducir enormemente el uso de fitosanitarios.